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Una cualidad necesaria, la ENTRENABILIDAD del/la jugador/a

Una cualidad necesaria, la ENTRENABILIDAD del/la jugador/a

Recientemente mantuvimos una charla con nuestro experto en coaching, Eugenio Sepúlveda, en la que hablábamos del diseño de los equipos para una temporada y los criterios que suelen seguir los clubes para completar plantillas y de la cual os dejo el enlace para que la repaséis.

En este asunto tan complejo y que tiene tantas variantes como clubes, contiene dos detalles que son prioritarios para el club y para el staff técnico.

1) Objetivos:
Hacer un equipo para lograr unos objetivos previamente marcados, estaríamos hablando de equipos cercanos al voley profesional que cuentan con la posibilidad de tener un presupuesto considerable para poder contratar personal cualificado para lograrlos (deportistas y staff técnico), ó por el contrario, primero lograr completar el equipo y a partir de ahí ir fijando objetivos en el tiempo hasta llegar a un objetivo general (título, permanencia, play off, clasificarse para otros torneos).

2) Modelo de Juego: Completar un equipo para jugar el estilo que deseamos desarrollar como entrenadores, ó según  los jugadores con los que contemos, buscar el modelo de juego que mejor se adapte a las características de nuestros deportistas.

Además de otros muchos detalles que podréis encontrar en esa charla, estos dos aspectos que os acabo de describir no pueden obviarse ni guardarlos en un cajón si queremos darle coherencia y sentido al trabajo que hagamos y no estemos en un escenario de cierto desequilibrio y que nos acarree futuros problemas de gestión de equipo.

Ahora nos vamos a centrar en un aspecto bastante mas individual dentro de lo que es la confección del equipo y el trabajo con sus jugadores/as, y que hay que valorar adecuadamente tanto antes de completar la plantilla como durante el transcurso de la propia temporada y que en muchos casos nos obligará a tomar muchas e importantes decisiones.
Os hablo de lo que yo llamo la capacidad de ENTRENABILIDAD de l@s jugadores/as.

Cuando se valora la posible llegada de un deportista al equipo se hace en base a los siguientes criterios, y estoy seguro que todos los habréis tenido en cuenta a fin de fallar lo menos posible a la hora de elegir entre uno u otro esperando que esa llegada sea todo un acierto.:
1) Rol, 2) Nivel de Juego, 3) Datos Antropométricos, 4) Estado Físico (condición física, lesiones).

Junto con esos 4 datos tan importantes, e independientemente de la calidad humana, todos queremos que sea una persona extraordinaria, responsable, comprometida, está esa ENTRENABILIDAD que os digo y que suele ser un aspecto poco analizado y tenido en cuenta por clubes y staff técnicos.

No sé si os ha pasado alguna vez tener en vuestra plantilla algún/a jugador/a que notabais como con el paso de los días su aceptación a tu propuesta, a seguir unas indicaciones dentro del modelo o plan de juego disminuían, y/ó mostrando poco entusiasmo dentro del propio ecosistema del equipo lo cual conlleva una enorme incomodidad, para tí como entrenador y máximo responsable del staff técnico como para los compañeros del equipo.

Yo si he sufrido esa circunstancia en alguna ocasión durante la temporada en curso, lo cual me sirvió para entender la importancia de las relaciones que se van a producir dentro del equipo durante un año, los detalles que hay que cuidar, la honestidad por encima de muchas cosas, y que cuando algo de esto falla, se comienzan a producir una serie de “decisiones e incomodidades” que deterioran, no solamente esas relaciones interpersonales, sino el trabajo del equipo.

La calidad deportiva y humana de un/a jugador/a es independiente de su nivel de ENTRENABILIDAD, y defino este concepto como el interés de ese/a deportista en trabajar para/con ese técnico, staff técnico, algún/a compañer@ o equipo, y eso, es una situación tan frecuente como incómoda y que debemos de saber intuir, captar y atajar.

Esa ENTRENABILIDAD es propia de cada deportista y varía según su nivel de interés o aceptación con otras personas, técnicos o compañeros, y en muchos casos hemos visto como un deportista tiene un rendimiento extraordinario en un equipo determinado y al año siguiente, cambiando tan solo 1 ó 2 personas dentro del equipo, ese rendimiento es totalmente antagonista y muy por debajo de las expectativas. En la pérdida de calidad de la relación entre las personas encontraremos la explicación posiblemente.

Si tenéis la posibilidad de confeccionar un equipo para la siguiente temporada, además de todos los criterios que ya os hemos comentado, tened en cuenta este, el nivel de ENTRENABILIDAD del jugador, su interés en trabajar con vosotros, su compromiso con vuestra personalidad, vuestras ideas, vuestro estilo de liderazgo, o con algún otro miembro del equipo, y si quiere aceptarlo y ser parte de ese colectivo.

Por muy buen@ que sea el/la jugador/a que puede llegar al equipo, si en el pasado comprobasteis que no érais 100% compatibles y durante el año se puede deteriorar de nuevo vuestra relación, es mejor no contar con él/ella, y entender y aceptar, como os dije antes, que no estamos en la obligación de trabajar tod@s con tod@s y no se pueden forzar ciertas cosas que a la larga va a traer situaciones complejas de difícil reparo y que va a afectar con casi toda seguridad al equipo.

Si en cambio, la plantilla se confecciona con la mejor voluntad del mundo, y partiendo que por encima de nuestros conocimientos, trayectoria y palmarés, estarán siempre la experiencia y la honestidad en nuestro trabajo y mensajes que enviemos,  debemos de intuir aspectos esenciales en nuestra relación con nuestros deportistas. 

Al igual que los deportistas nos “estudian y analizan” desde el primer momento que nos encontramos y van haciéndose una idea de como somos, de lo que sabemos, si nos sabemos expresar, si les cautivamos o motivamos para trabajar, etc., nosotros también vamos a ir conociéndoles con el paso de los minutos y lo necesitamos!!!!.

Es importante que mientras que les motivamos, les enseñamos, les invitamos a trabajar duro en pro de alcanzar unos objetivos importantes, vayamos “leyendo entre líneas” el feedback que nos aportan sus caras, respuestas, sus conductas, sus hábitos, y de ahí, saber si nos están dando todo y lo hacen con el mayor entusiasmo posible.

Nosotros no podemos ni debemos intentar cambiar el carácter del/la jugador/a, eso por descontado, pero respetando sus caracteres, si debemos contar con su entusiasmo y compromiso, y este llegará cuando se sienta cómod@ con nosotros y el equipo, por lo que os invito a hacer ejercicios de reflexión permanentes para ver como respira el equipo y los jugadores de forma individual, comparar los datos que van ofreciendo con sus actitudes y buscar explicaciones, tanto al excepcional rendimiento como al inferior rendimiento de lo esperado.

Si en este proceso localizáis que hay un deportista que comienza a alejarse de vosotros, y no me refiero al plano físico, tendréis que provocar de la forma menos fortuita posible un acercamiento, un momento de aliviar tensiones, donde haya de nuevo algo de complicidad y cercanía que marque un punto de inflexión ascendente en la relación de ambos, aún no lo suficientemente deteriorada como para tener que tomar medidas drásticas.
Yo no soy muy amigo de las reuniones, pero sí entiendo que hay veces que usas diversas herramientas en la cancha para que el/la deportista sonría, provocarle algo de entusiasmo pero nada funciona, por lo que hay que recurrir a buscar un momento para poder charlar, y no tiene que ser en una oficina donde se sienta hostil, sino tras un entreno, en un ambiente cómodo para ambos.

Y si definitivamente nada funciona, y la relación se ha llegado a deteriorar tanto con un/a deportista que ha tomado la decisión de no creer en nosotros ni en nuestro mensaje y su rendimiento y actitud, además de no ser adecuados, comienzan a llamar la atención de l@s compañer@s y marcar una incomodidad manifiesta, o sea, nivel de ENTRENABILIDAD = 0, habrá llegado la hora de una decisión nada fácil ni buscada pero necesaria por el bien del grupo, por nuestra propia salud mental y para que se pueda trabajar de forma adecuada.
Esa decisión podría ser la de apartar al deportista de la disciplina del equipo y animarle a que busque otro donde se sienta más cómod@ y pueda encontrar su felicidad y mejor versión. 

Entended que no todos estamos “hechos” para ser felices con tod@s, que como seres humanos somos cada uno diferentes, con nuestras ideas, con nuestras virtudes y nuestros defectos, con personalidades y caracteres, y por ello, es importante saber con quien podemos trabajar de forma plácida y amena pero sobre todo con quiénes vamos a tener incomodidades.

Espero que os haya servido para complementar vuestra experiencia.

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