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El Entrenador como herramienta o quién las proporciona

El Entrenador como herramienta o quién las proporciona

Reflexionando ando: Proporcionamos herramientas o somos la herramienta

Saludos, mis querid@s amig@s voley adict@s. En este artículo quiero haceros pasar un rato entretenido de lectura, compartiendo con tod@s vosotr@s otra de esas rayadas mentales que habitualmente tenemos, en mi caso y a mi edad con demasiada frecuencia, y que siempre, tras cositas que puedo leer en las redes o compartiendo con colegas, me hacen pensar y zarandear algunas de las cuestiones que daba por asentadas.

Seguro que habeis léido, oído e incluso empleado la frase de “yo doy herramientas a mis deportistas para que luego las utilicen en la pista”, y que va a ser el eje sobre el que desarrolle este artículo, no para restarle credibilidad sino para matizarla con argumentos y compartir mi punto de vista sobre nuestro rol real.
Soy un@ más de l@s entrenadores que la han usado en algún momento, quizás muchas veces, con la sana intención de argumentar todos los conocimientos en torno al voleibol y a veces a “la vida” que transmitimos a los jugadores para tratar de influir positivamente en ellos y que mejoren su rendimiento y tengan mas garantías de éxito en la competición.

Hasta ahí, creo que la intención es fantástica y absolutamente real de lo que consiste, a groso modo, nuestra labor, dirigir a un grupo de deportistas a la consecución de unos objetivos competitivos a través de un planificado y programado proceso de entrenamiento en el que se transmiten conocimientos técnicos, tácticos, físicos y psicológicos que forman parte del modelo de juego (identidad competitiva) del equipo.

Pero no puedo quedarme tan solo en eso, es decir, en asumir un rol de liderazgo basado en un papel transmisor de conocimientos para que los deportistas lo ejecuten
Mi objetivo personal y para el que trabajo ardua y constantemente es el de  pulir mi identidad como entrenador mediante una definida filosofía sobre el voleibol así como una metodología bien diseñada y construida, y que tendrá que seguir evolucionando entrenamiento a entrenamiento, poniendo en duda lo que sabía ayer para que lo que proponga a mis deportistas  sea sencillamente lo mejor.

No olvidemos algo, cuando leas este artículo recuerda que poco o muy poco te pareces al entrenador que eras ayer y menos aún al que serás mañana, y todo ello ocurrirá si amas este trabajo y aceptas que siempre quedan cosas por aprender y lo podemos hacer en cualquier rincón y en cualquier momento si tienes la inquietud adecuada.

Es en este punto, mi inquietud por aprender y crecer, en el que reflexiono mucho, demasiado como os dije antes,  viene provocado, además de mi pasión por el voleibol, también por la necesaria adaptación que he tenido que acometer en los distintos clubes en los que tengo y he tenido el honor de trabajar, radicados en culturas tan distintas como son la española, la peruana, la islandesa y ahora la sueca.
Como os podéis imaginar, trabajar en contextos tan distintos unos de otros te fuerzan a hacer ejercicios de adaptación realmente considerables que van mas allá del estudio de la plantilla, el idioma o el nivel de la categoría en la que vamos a participar, tiene mucho que ver con la idiosincrasia del club, de la sociedad local y del país, y en los casos en los que me ha tocado trabajar, no os hacéis una idea cuán diferentes son unos de otros.

Si aceptase que la frase de “yo doy herramientas a mis deportistas para que luego las utilicen en la pista”, no evolucionaría en mi desarrollo personal como entrenador ni pondría tanto esfuerzo en la mejora de mi metodología, seguro que sí en los contenidos (técnica, táctica,….), pero estaría infravalorando mi capacidad como entrenador y mi utilidad al servicio del deportista, por lo que el paso de los años me ha hecho creer firmemente que no solamente  transmito conocimientos y experiencias, sino que he de ser la herramienta que sirva al deportista para interpretar el juego, y tomar las mejores decisiones.

Y por supuesto, para lograr eso, tenemos la innegociable misión de estudiarnos, definirnos, pulirnos, mejorarnos, acondicionarnos y adaptarnos siempre al entorno, al contexto en el que vamos a trabajar para ser la mejor y mas adecuada versión de lo que necesita cada deportista que se ponga bajo nuestras indicaciones.

Os planteo cosas: ¿todos los equipos en los que trabajáis pelean por ser CAMPEONES?. ¿Todos los deportistas con los que trabajáis aspiran a ser olímpicos?. ¿Todos los jugadores que están con vosotros dominan el juego ya?. ¿Todos los equipos están en estructuras deportistas sólidas o por el contrario son equipos de clubes pequeños y con no tantos recursos?. Y con estas, un sinfín de preguntas, absolutamente dirigidas por supuesto, que pretenden hablar sobre la importancia de entender donde y con quién trabajamos y como debemos hacerlo según el equipo en el que estemos, estando  que las reglas, las técnicas, las tácticas son las mismas vayamos donde vayamos, lo cambiante es el protagonista, el deportista.

Por tanto, si las supuestas herramientas (técnicas, tácticas, psicológicas, trabajo físico,..) son las mismas para todos los entrenadores, variando lógicamente de un técnico a otro en las preferencias, los estilos, las creencias en unos u otros sistemas, la idoneidad de X sobre B, ¿por qué es tan importante el entrenador?.

Si te planteas realmente todo esto, al menos entenderás por qué pienso que NOSOTR@S SOMOS LA HERRAMIENTA, somos algo más que transmisores de recursos necesarios para jugar voleibol.
Es en la variedad de filosofías, metodologías, conocimientos, creatividades en el proceso de entrenamiento donde encontramos al auténtico líder del proceso de entrenamiento, no en el recurso, sino en la capacidad de dirigir un grupo, de enseñar, de como hacer de esto un arte poco reconocido e incluso por nosotros mismos.

Os propongo una analogía a ver que os parece y espero vuestras opiniones.:

Imaginaos que ocupais un rol similar al de entrenador, en este caso profesor de colegio/instituto/ universidad y pedís a vuestros alumnos que hagan un trabajo a ordenador/computadora en el que tendrán que utilizar Office con alguno de los programas mas importantes como Word, Excel y Power Point.

El alumno ya ha aprendido previamente a utilizar esos programas  con casi toda seguridad pero de un modo sencillo, tampoco algo extraordinario y por lo tanto sabe defenderse para poder desarrollar el trabajo.
Sin embargo, si esa presentación requiere de conocimientos mas importantes en los programas ofimáticos, vosotros como profesores tendréis que guiar a los alumnos para que lo hagan correctamente y ¿que harán?, OS LLAMARÁN/CONSULTARÁN ya que os necesitan para poder trabajar correctamente, señal importante esta de vuestra situación.

Pero vayámonos un paso más allá, y si bien es cierto que los alumnos ya disponen de su ordenador/computadora y su paquete ofimático para poder trabajar, ¿qué ocurriría si el ordenador/computadora o un componente importante dejan de funcionar?. La respuesta es sencilla, tienen la excusa perfecta para no hacer el trabajo puesto que tienen conocimientos para “teclear” pero no para repararla, por lo tanto, terminar su cometido es imposible con esas condiciones.

En mi analogía, este es el reparto de papeles:

  • El Alumno: El deportista
  • El profesor: La exigente competición
  • El ordenador/computadora: el entrenador
  • Los programas informáticos: los recursos que enseñamos a los deportistas
  • El trabajo: El rendimiento del deportista el cual es medido por la competición (profesor)

Esta analogía me sirve personalmente para comprender mi posición y función con respecto a mis deportistas, y es parte de la esencia de mi propia metodología como entrenador que no se centra exclusivamente en transmitir conocimientos y experiencias a mis deportistas, sino que comprendo cuando y como he de intervenir en el proceso particular de cada deportista y de forma global para todo el equipo, que tipo de información he de transmitir y que enfoque ha de tener mi propuesta

Considero que el deportista emplea herramientas, sin duda alguna, las cuales para mí, son los técnicos con los que trabaja a lo largo de su carrera, quienes guían su camino y a los que recurre cuando no tiene claro como desarrollar los recursos que se ponen a su disposición. Es ahí donde mas nos necesitan, en la duda, en la resolución de problemas.
No soy fan de la intervención constante,  del protagonismo estéril e innecesario, en cambio, soy mas de proponer y retar al deportista en su trabajo diario, dándoles espacio a su propia capacidad de análisis, gestión del error y evaluación de su desempeño en base, claro está, a unas directrices dadas para el entrenamiento ante un partido o una competición.

¿Alguna vez habéis tenido deportistas que quieren ver sus estadísticas al final del partido?.  Podemos considerarlo egoísmo, pero es parte de la competición y junto con el carácter competitivo individual es parte de su confianza en el trabajo diario, en el buen uso de los recursos y una buena guía diaria. Podéis estar tranquilos, si el deportista quiere evaluarse a sí mismo, no es un egoísmo destructiva.

¿Y como gestionar la intervención?.
Interesante pregunta y respuesta muy particular para cada entrenador. Yo ya os adelanté que no soy muy intervencionista, aunque en otra época si lo fui y creí que ese protagonismo era importante para aleccionar a mis jugadores/as y ser parte de mi liderazgo.
Hoy, años después estoy convencido y predico con lo contrario, intervenir, sí, pero cuando el jugador y/ó el equipo lo necesiten, cuando intuyo que no van a saber gestionar el error que cometen y es mejor actuar que dejarlos “estrellarse”.

Está claro que en etapas iniciales del equipo, ya hablaremos de esto en la técnica especialmente, debemos de intervenir con cierta asiduidad para mostrar las ejecuciones correctas y que nuestr@s jugadores/as lo reproduzcan de la mejor forma.
Pero conforme el nivel aumenta, ese tipo de intervención se va limitando y pasa a ser un trabajo correcciones puntuales, propuesta de retos, de estímulos competitivos que necesitan mas de la focalización y motivación de l@s deportistas que de nuestras indicaciones constantes.

En el mas alto nivel competitivo, los clubes, conocedores de las tremendas exigencias que existen tanto a nivel deportivo como a nivel emocional, tratan de contratar técnicos que además de tener una contrastada experiencia tengan una metodología de trabajo bien definida y reconocida para lograr sacar el máximo rendimiento deportivo de un@s jugadores/as que también ya saben lo que es trabajar a este nivel.

Es precisamente trabajando en el alto nivel donde pude terminar de cerrar filas en torno a mi convicción de la ubicación del técnico dentro del equipo, y no considerarme como una ferretería sino como la herramienta ideal para que el deportista y el equipo rindan.

Y os planteo algo si seguís considerando que le dáis herramientas a vuestr@s deportistas.
¿Consideráis que en el mas alto nivel tenemos que intervenir tanto como en la iniciación?. Y si por el contrario, convertimos esas intervenciones en desarrollo esquemas de juego grupales aí como reconducciones ante los errores, ¿cuáles serían las herramientas?.

En efecto, estoy convencido que nuestras intervenciones son menos que antes, de una necesidad valorable y una calidad necesaria máxima, por lo que tenemos que saber cuando captar la atención del grupo e intervenir para que nuestro momento marque el camino y no seamos “pesados”.

¿Qué opinais si os digo que la principal misión del técnico es lograr TRABAJAR EN EQUIPO y buscar su versión mas competitiva posible, por lo que no serán suficientes los conocimientos técnico/tácticos sino que es esencial las cualidades de liderazgo en la  dirección de equipo?.

Y para terminar, otro símil que me aplico a mi mismo para no salirme de mi guión y hacer que mis intervenciones sean bien valoradas por el grupo y estumilen en su justa medida, os hablo del “Efecto GPS”.

Un GPS tiene un funcionamiento inicial sencillo, introducir un destino (objetivo) y será el dispositivo el que se encargue de trazar el camino adecuado y la hora aproximada de llegada.

Pero, ¿qué ocurre cuando nos desviamos del camino marcado?. Correcto, RECALCULANDO, o sea, corrigiendo. ¿Que te va indicando el GPS mientras sigues el trayecto?.
La información justa y precisa, es decir, velocidad, hora, calles/carreteras, y posibles cambios al plan inicial, justo lo que un deportista de alto nivel necesita de su líder.

En fín, espero haberos transmitido mi pasión por mi profesión, lo importante que estoy convencido que es el técnico para los deportista y los equipos; en equipos de iniciación no somos conscientes de la tremenda influencia que tenemos en la vida de es@s pequeñ@s; mientras que en la élite, que importante es saber como y cuando irrumpir para señalar el camino y corregir lo erróneo.

Pero en cualquier caso, somos la mejor herramienta que  un deportista pueda tener, y no me convencen quienes me dicen que somos la ferretería que ofrece herramientas, para eso ya está YOUTUBE, nosotros tenemos alma, experiencia, conocimientos, y un corazón enorme que ponemos al servicio de nuestros jugadores. 

SOMOS LA HERRAMIENTA PERFECTA.

2 comentarios en “El Entrenador como herramienta o quién las proporciona

  • Antonio Carrasco

    Así es mi estimado Gonzalo, “Somos la herramienta perfecta”. Muchas veces se dice equivocadamente que el deporte es la herramienta que cambia vidas, desarrolla valores, principios, etc. y en realidad NO ES EL DEPORTE el que desarrolla los valores, principios etc,… son las PERSONAS CALIFICADAS las que manejan el deporte quienes transforman, impactan, forman, desarrollan lideres en una sociedad cada ves mas difícil de manejar.
    Si, el deporte de por si, desarrollará todas las virtudes señaladas, no habría tantos malos deportistas, dirigentes, agentes deportivos, etc. que denigran esta maravillosa actividad. Son los buenos entrenadores (por ejemplo) que a través de su preparación sistemática (estudios) y experiencia diaria en un campo de voleibol desarrollan como bien lo dices un Filosofía del entrenamiento deportivo que será de gran impacto en la vida de tantos niños y jóvenes deportistas. Soy entrenador y Cristiano, Dios me dio el don de la enseñanza y lo honro a través del deporte… Soy su herramienta y a traves de mi ejemplo busco impactar en la vida de mis pequeños y jovenes deportistas para que sean futuros lideres de una sociedad.
    Fuerte abrazo Maestro y gracias por su articulo, me e deleitado, aprendido e identificado con su sentir, Dios me lo bendiga.
    Un verdadero honor que haya utilizado mi imagen !

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